
*El siguiente texto fue hecho con base a dos libros uno de Karl Marx "sobre la cuestión Judía" y otro de Mijail Bakunin "Dios y el Estado, el viejo topo"; acerca de un tema que me interesa bastante y acerca del cual me pregunto constantemente, La Educación...
Para poder adentrarnos un poco en esta reflexión, se hace necesario establecer la importancia que para la construcción de sujetos tiene la educación formal, ya que finalmente es ella la que se encarga de guiar en buena media el sentido que con el pasar del tiempo se le dará a un sinnúmero de ideas y conceptos, que no solo se quedarán en lo abstracto, sino que tendrán una impresión sensible para el individuo.
La educación construye sujetos, sus cosmovisiones, sus formas de pensar, su discurso y la directriz de su comportamiento. En este sentido los flujos de la sociedad están trazados por los elementos que a través de esta formación se imparten a los individuos, para que cumplan una función determinada, alimentando constantemente el sistema a partir de la interiorización de los cánones establecidos.
Aquellos en los que reposa el poder, es decir la clase dominante, ven representados sus intereses en la forma en la que la educación genera sus afecciones sobre los individuos, determinando de cierta manera el sentido de la acción social de cada uno de ellos. En palabras de Bakunin la argumentación se encuentra en que:
“La inmensa mayoría de los individuos humanos, no solamente en las masas ignorantes, sino también en las clases privilegiadas, no quieren y no piensan mas que lo que todo el mundo quiere y piensa a su alrededor (…) pero no hacen mas que reproducir servilmente, rutinariamente, con modificaciones por completo imperceptibles y nulas, los pensamientos y las voluntades ajenas”
En nuestro caso concreto ese “todo el mundo” al que se refiere el autor no es mas que aquella clase que se encuentra a la cabeza de la pirámide social, interviniendo en todas las relaciones sociales y de poder, con el objetivo de abarcarlo y absorberlo todo en pos de la perdurabilidad de su hegemonía.
Esta reproducción del pensamiento es el resultado de años de educación formal que se elabora para la construcción de ciudadanos virtuosos que se sientan conformes y satisfechos con la forma como se dan las relaciones sociales y de producción dentro de la sociedad; aceptando de manera parroquial la gestión que el Estado ha realizado para con ellos.
No sobra aclarar que dentro del “Estado Moderno” los intereses, de la clase dominante son evidentes, realizándose estos a cabalidad en detrimento del bienestar de la clase dominada. Esto nos lleva a pensar hasta el momento que hay dos grandes tipos de instituciones que representan y reproducen las estructuras dominantes, el Estado Moderno y la Educación.
El Estado Moderno se vale de la educación, no solamente para generar un caldo de cultivo, que permita mantener una clase subyugada, dominada y explotada que perpetué el sentido de las relaciones sociales de producción; sino para separar al hombre de sí mismo y de su comunidad, como en algún momento lo hizo la religión. La educación formal de ahora cumple el papel que Marx identifico en la religión a través de su texto sobre la cuestión Judía:
“Ahora, la religión se ha convertido en el espíritu de la sociedad burguesa, en el espíritu de la esfera del egoísmo, del bellum ómnium contra omnes. No es ya la esencia de la comunidad sino la esencia de la diferencia, ha pasado a ser la expresión del divorcio entre el hombre y su comunidad, entre el mismo y los otros hombres… ”
Es así como el Estado ha permitido que los hombres, dejen de lado el carácter normativo de la religión, pero en su lugar estableció la educación formal; como herramienta para constreñir al hombre y cercenarle su libertad, reproduciendo valores, prejuicios e imaginarios, que lo han separado de su comunidad, de sí mismo. Dando origen a una nueva religión de Estado, que día a día se forja como herramienta de control y reproducción ideológica, que sigue eternizando esa guerra de “todos contra todos”.
La educación tomo el papel que en un principio cumplió la religión; estableciendo cánones socialmente aceptados que permiten, a partir de la diferencia segregar al hombre de sus símiles, construyendo categorías simbólicas que establecen toda una taxonomía antropológica.
Mercantilizando la construcción académica de los sujetos, el Estado Moderno reduce su espectro analítico, estableciendo prioridades que marcan claramente las trayectorias de los mismos en función de la estabilidad y hegemonía del discurso dominante, generando las falsas expectativas que sitúan a la educación formal como uno de los mecanismos que hace posible la emancipación del hombre y el encuentro de este consigo mismo.
El egoísmo que la religión de Estado genera en los individuos sujetos a ella, quebranta los lazos de clase, que mantenían intacta la identidad del mismo carácter, evitando que ellos vean la necesidad de trabajar por un bien común; la llamada emancipación que da la educación, no va mas allá del sofisma de creer que se esta evolucionando en el pensamiento, que se esta pensando por sí mismo, que el éxito y la fortuna que el mercado ofrece se obtendrá a partir de esa capacidad innovadora que la educación formal ha imprimido en el hombre, pero no pudo haberse dicho mejor:
“Todas estas ideas que encuentra al nacer, encarnadas en las cosas y en los hombres, y que se imprimen en su propio espíritu por la educación y por la instrucción que recibe antes de que haya llegado a la conciencia de sí mismo, las encuentra más tarde consagradas, explicadas, comentadas por las teorías que expresan la conciencia universal o el prejuicio colectivo y por todas las instituciones religiosas, políticas y económicas de la sociedad de que constituye parte. Está de tal modo impregnado él mismo por ellas que, estuviese o no interesado en defenderlas, es involuntariamente su cómplice por todos su hábitos materiales, intelectuales y morales”
De aquí que podamos afirmar que el hombre no es un constructor de conocimiento sino mas bien un reproductor del mismo, de aquel conocimiento hegemónico y dominante. Lo mas nocivo para el individuo en todo este asunto, es que pocas veces él es consiente de esta situación, ya que a su alrededor se constituye algo que Bakunin denomina como un Medio ambiente moral e intelectual, el cual se deriva de esa conciencia colectiva que la educación gesta, la cual conduce la aprehensión del conocimiento y la percepción de lo académico hacía un mismo fin que apunta no solo a la conservación el orden establecido, sino a la aceptación e identificación del mismo por parte de cualquier miembro de la sociedad, sin importar que dicho orden mantenga las condiciones de explotación y opresión.
Es por esto que es correcta la apreciación de Bakunin en la medida en la que hace un llamado a acabar con la ignorancia de masa, que se mantiene intacta dentro de las instituciones educativas; por ello se hace absolutamente necesario el fortalecimiento de la critica y la instauración de formas alternativas de educación que permitan al hombre emanciparse intelectual y humanamente, liberarse del conductismo en el que la sociedad capitalista y las clases con el poder lo tienen inmerso.
Bajo esta misma línea se debe romper con el esquema clásico de la educación, encontrando nuevas formas de construcción del conocimiento que permitan al hombre luchar contra las ideas que durante tanto tiempo lo han dominado; los dominados deben apoderarse de su proceso formativo y a partir del fortalecimiento de la identidad y conciencia de clase, desarrollar las capacidades intelectuales suficientes, para lograr liberarse de los preceptos mentales que le han entorpecido la visión y no le han permitido empoderarse como multitud que se encuentra en toda la capacidad de destruir y crear al mismo tiempo, a través del trabajo en comunidad.
“Contra esa inteligencia corruptora y moribunda, una nueva inteligencia joven, vigorosa, llena de porvenir y de vida, (…) que aspira a la ciencia nueva, libre de todas las tonterías de la metafísica y de la teología, se despierta y se forma en las masas populares. Esa inteligencia no tendrá ni profesores, ni patentados, ni profetas, ni sacerdotes, sino que, escindiéndose en cada uno y en todos, no fundara ni iglesia nueva ni Estado nuevo; destruirá hasta los últimos vestigios de ese principio fatal y maldito de la autoridad, tanto humana como divina, y al dar su plena libertad a cada uno, realizará la igualdad, la solidaridad y la fraternidad del genero humano.”
Esa nueva inteligencia debe brindar las herramientas que le permitan a la clase dominada mejorar el uso de la técnica y subvertir las relaciones sociales de producción. La manera más acertada para llevar estos procesos educativos contra-hegemónicos que permitan consolidar una nueva opción pedagógica, es aquella que propone Paulo Freire en su trabajo de la “Pedagogía del oprimido” en donde intenta generar nuevas practicas educativas referidas a una población social especifica, determinando así todo un conjunto de técnicas y ejercicios que no solo se encargan de alfabetizar a los individuos, si no también de generarles conciencia critica frente a su realidad, asociando esta formación en organización popular, gestando nuevos tipos de poder; “Poder popular”, “poder libertario” que permita la construcción de una nueva sociedad, mucho mas justa y abierta. Para Freire la construcción de esta nueva sociedad y de ese poder solo se pueden dar a través de la lucha de las masas populares y del ejercicio de la educación como una práctica de la libertad, donde no existe autoritarismo ni imposición.
En este nuevo modelo pedagógico compondrá el proceso en el que todas las comunidades construyan sus propias herramientas, por medio de las cuales podrán transformar su contexto, resistirse al discurso dominante y comenzar a ser disfuncionales a él, para de tal manera se dé el surgimiento de una nueva educación, una de carácter popular, que de mayor validez a las experiencias de los sujetos, a las necesidades e intereses que como comunidad oprimida se identifiquen y permitan la liberación material y mental del hombre.
“Solo cuando el individuo real recobra dentro de si al ciudadano abstracto y se convierte, como hombre individual, en ser genérico en su trabajo individual y en sus relaciones individuales; solo cuando el hombre ha sabido reconocer y organizar sus fuerzas propias como fuerzas sociales y cuando, por tanto, no desgaja ya de sí mismo la fuerza social bajo la forma de fuerza política, podemos decir que se lleva a cabo la emancipación humana”